Siempre fui rara, de hecho, sabía que aunque me encantaba la idea de una página web de citas, odiaba las ideas habituales de la primera cita. No sé por qué las odiaba tanto, pero lo de cenar en un restaurante elegante o tomar un café en una cafetería me parecía tan exagerado. Así que puse en mi perfil que sólo tendría una cita si me sugerían algo interesante.
Recibí muchos mensajes sugiriéndome restaurantes de lujo de los que nunca había oído hablar, ir a carnavales, hacer vacaciones espontáneas y muchas cosas más. Pero ninguno de ellos era lo que realmente buscaba. Eran las mismas cosas aburridas que todo el mundo hace en una cita. Estaba pensando en borrar mi cuenta cuando de repente un chico me envió un mensaje y me preguntó si quería unirme a él como voluntaria en el refugio de animales local.
No voy a mentir si digo que esa sugerencia me sorprendió un poco. Quería algo diferente para mi cita y esto era definitivamente diferente. Creo que ni siquiera dudé cuando le pregunté cuándo y adónde iríamos. Fuimos juntos y pasamos todo el día ayudando en el refugio. Conseguí conectar realmente con él durante el tiempo que pasamos en el refugio. Todavía pasamos mucho tiempo allí. Pero aquel día me enamoré de un gato tuerto. Así que cuando salí del refugio tenía novio y una pequeña bola de pelo llamada Squint.
